Hace más de un año, Alberto pesaba 235 libras. "No tenía nada de confianza en mí mismo. Siempre estaba pensando en lo que la gente iba a decir de mí". A Alberto le encantaba nadar, pero lo evitaba porque significaba quitarse la camisa enfrente de otras personas. Pero sólo la timidez no era suficiente para cambiar sus hábitos. "Mis dos abuelas tienen diabetes. Cuando me hicieron un análisis de sangre que indicaba que yo estaba en riesgo de tener diabetes, ellas se molestaron mucho, nos gritaron a mí y a mis padres y nos dijeron que teníamos que hacer algo". La madre de Alberto, Cecilia, vio un artículo en el periódico sobre reducción de peso en el que se mencionó al Programa pediátrico de control de peso del Lucile Packard Children's Hospital Stanford, y habló con Alberto sobre inscribirlo. Cecilia y Alberto Hidalgo, antes de participar en el Programa pediátrico de control del peso Packard. El interés de Alberto en iniciar el programa era el factor más importante. Para poder hacer que los niños empiecen una vida de buenas decisiones, el Programa pediátrico de control del peso Packard insiste en que son los niños los que tienen que decidir inscribirse al programa. El trabajo en equipo es clave para el éxito del programa; por lo menos el padre o la madre o tutor deben inscribirse con su hijo. Pero no importa que tan entusiasmado pueda estar un padre o madre sobre el programa, sólo los niños que están dispuestos a comprometerse tienen permitido inscribirse.
"Al principio, fue difícil", dice Alberto. "El programa fue maravilloso, pero las cenas de los fines de semana con toda la familia fueron duras". Como muchas familias, los Hidalgo disfrutan de grandes cenas familiares para unirse. Pero tener que decir "no" a algunos platillos del menú puede hacer que los seres queridos se sientan rechazados o insultados. "El programa enseña formas creativas de decir que no sin hacer que la gente se sienta mal", explica Alberto. "También te enseña cómo controlar tus porciones, en especial cuando las opciones son limitadas". Estas lecciones ayudaron a Alberto a adaptarse a un nuevo estilo de alimentación en cualquier situación. "Pronto descubrimos que cualquier lugar al que vas tiene comida saludable, sólo hay que hacer un poco más de esfuerzo para encontrarla". El programa les enseñó cómo leer las etiquetas y entender la nutrición y el ejercicio. En el Programa pediátrico de control del peso de seis meses basado en el comportamiento, los pacientes y los miembros de la familia se reúnen en un grupo con dos entrenadores de comportamiento con un plan de estudios desarrollado por pediatras, psicólogos, dietistas y educadores de salud. Cecilia no tardó mucho en notar un cambio en el peso de Alberto, y también en su actitud. "Una vez que empezó a ver resultados, las decisiones se volvieron cada vez más fáciles. Estaba sintiendo la recompensa del compromiso".
Tanto Alberto como su madre se beneficiaron del programa. Durante el tiempo en que Alberto estaba inscrito en el programa, bajó 30 libras. El año siguiente, Alberto practicó las habilidades y el conocimiento que había obtenido y bajo 40 libras más. Cecilia cambió su estilo de cocinar y bajó 12 libras. "Me siento increíble", dice Alberto. "El programa fue todo un cambio de estilo de vida para mí. No es como una dieta o un plan; cambió la manera en la que comeré el resto de mi vida". Alberto y sus padres se mudaron al área de la Bahía desde El Salvador en el 2002. En su visita más reciente a El Salvador, Alberto recuerda, "Mis parientes estaban impresionados. Mi primo dijo: '¿Quién es esta persona?'". Ahora que pasa al penúltimo año de la secundaria, Alberto está emocionado por un viaje escolar de 10 días a Francia y está haciendo todo lo que está en sus manos para estar listo para la universidad. De hecho, está emocionado por muchas cosas. "Ya no me siento tan tímido. Me puedo olvidar de eso y concentrarme en todas las cosas que quiero hacer".
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