El programa de trasplante renal pediátrico combina la atención clínica y la investigación en un sólo enfoque integrado. Algunas de las áreas en las que nuestro programa de trasplante de riñón ha liderado el camino de investigación incluyen las siguientes:
Iniciados en el Lucile Packard Children’s Hospital Stanford, los trasplantes de riñón de adultos a bebés y niños han logrado los mejores resultados de supervivencia de cualquier órgano trasplantado en cualquier grupo de edad y han fijado el estándar para el éxito en trasplantes.
Utilizado por más de 40 años para inhibir el sistema inmunológico y ayudar a evitar que el cuerpo rechace órganos trasplantados, los esteroides tienen efectos secundarios severos. Pueden provocar hipertensión, índices anormalmente elevados de grasa sanguínea, acné, labilidad emocional, diabetes, cicatrización lenta de heridas, huesos blandos, crecimiento disminuido y aspecto hinchado. Los efectos secundarios son significativos en particular en bebés y niños pequeños en quienes los efectos que frenan el crecimiento de las hormonas con frecuencia son dramáticos, y entre adolescentes, quienes algunas veces no se toman sus medicamentos para evitar los efectos secundarios como el acné y un crecimiento anormal de vello y sientan así las bases para un rechazo crónico del órgano.
Para evitar los efectos de los esteroides, el programa de trasplantes de riñón desarrolló un programa de medicamentos sin esteroides que evita el rechazo. El programa ha tenido mucho éxito, al lograr tasas de supervivencia tan elevadas como el protocolo basado en esteroides.
El programa de trasplantes de riñón está desarrollando formas para determinar la posibilidad heredada de un niño de rechazar un órgano y para personalizar los medicamentos después del trasplante a las necesidades específicas del perfil genético del paciente. Este trabajo, aunque sigue en las etapas iniciales, promete diagnósticos mucho más precisos del rechazo agudo de un riñón donado y podría mejorar la capacidad de los médicos de detener el rechazo antes de que se pierda el riñón.
Lucile Packard Children’s Hospital Stanford lideró el uso de la diálisis en bebés de bajo peso, incluso aquellos que son prematuros, y lideró el camino de los trasplantes exitosos en niños que son tanto muy jóvenes como muy pequeños. La mayor parte de este éxito proviene de nuestra capacidad para preparar a los niños para la cirugía al optimizar la diálisis y la nutrición y controlar otras enfermedades, como la hipertensión. Como resultado, también hemos publicado la tasa de éxito más elevada posible: el 100% a dos años después del trasplante en bebés que requieren trasplante tanto de hígado como de riñón, ya que su enfermedad primaria es hiperoxaluria tipo 1.
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