Según la Campaña Nacional SAFEKIDS, el 40 por ciento de los incendios en el hogar que provocan muertes infantiles son causados por niños que juegan con productos inflamables, como por ejemplo fósforos, encendedores y cigarrillos. Además, la falta de alarmas de detección de humo que funcionen correctamente puede aumentar en forma significativa el riesgo de morir en un incendio en el hogar. Sin embargo, si adopta las medidas apropiadas para que su hogar sea lugar seguro, puede proteger a sus hijos y a su familia contra incendios:
Mantenga los productos inflamables, como por ejemplo fósforos, encendedores y velas, bajo llave y fuera del alcance de los niños.
Instale y mantenga en funcionamiento alarmas de detección de humo en su hogar.
Realice el mantenimiento de la calefacción: haga inspeccionar el sistema de calefacción con regularidad, y apague y desenchufe calentadores mientras duerma.
Queme los leños en la chimenea con una pantalla que proteja de las chispas. Haga limpiar e inspeccionar su chimenea una vez por año.
Desarrolle varios planes de escape para casos de incendio desde cada habitación de la casa, y practíquelos regularmente con su familia.
Asegúrese de que no haya mantas o prendas de vestir que cubran lámparas encendidas.
En caso de incendio, es importante salir rápido de la casa. Sin embargo, los niños pueden asustarse, desorientarse o reaccionar de forma inadecuada cuando se produce un incendio. Si la familia tiene desarrollado un plan de escape y lo practica regularmente, su hijo tendrá mayores posibilidades de escapar de un incendio sano y salvo. Un buen plan de escape familiar debe incluir lo siguiente:
Dos rutas de escape desde cada habitación (en caso de que una de las puertas quede bloqueada por el fuego)
Una escalera de mano para cada uno de los dormitorios que no están en planta baja
Un plano de su casa con flechas que indiquen las rutas de escape
Prácticas constantes para que usted y sus hijos se familiaricen con el plan de escape
Un punto de encuentro fuera de la casa
Salga rápido. La clave para escapar a salvo de un incendio en el hogar es salir rápido. El humo, el gas o el fuego pueden provocar la muerte en menos de un minuto. Olvídese de sus objetos de valor. No quede encerrado en su casa: tenga una llave puesta en la cerradura o cerca de las cerraduras por la noche.
Salga agachado. El humo y el calor de los incendios sube, por eso es importante estar lo más abajo posible. Salga de su casa gateando. No corra ni camine.
Palpe las puertas. Siempre palpe las puertas antes de abrirlas. Una puerta caliente indica que del otro lado hay fuego. Si la puerta está caliente, coloque papeles o telas debajo de la puerta para evitar que el humo mortal ingrese a la habitación.
Salidas por la ventana. Si la salida por la puerta no es una opción viable, escape por una ventana (use la escalera si la ventana no está en la planta baja). Si la ventana está cerrada, arroje algún objeto pesado contra el vidrio y protéjase del vidrio roto mientras salga.
Acuerde un punto de encuentro seguro. Reúnase con su familia en un lugar fuera de la casa previamente acordado, como por ejemplo el buzón, para asegurarse de que todos hayan salido.
Pida ayuda. Vaya a la casa de un vecino y llame al cuartel de bomberos.
Importante: ¡Nunca vuelva a entrar a una casa que se está incendiando, cualquiera sea la razón!
Las descargas eléctricas de electrodomésticos, tomacorrientes y cables pueden quemar la piel y provocar daños en tejidos y nervios. Para evitar las descargas eléctricas, tome las siguientes medidas de precaución:
Mantenga los electrodomésticos lejos de fregaderos y bañeras.
Asegúrese de que sus electrodomésticos estén aprobados por Underwriter’s Laboratories (UL), lo que se indica en la caja o en el electrodoméstico.
Utilice interruptores con descarga a tierra en zonas en las que haya agua, como por ejemplo la cocina, el baño y el exterior de la casa.
Desenchufe los cables que no estén en uso. Mantenga los cables fuera del alcance de los niños.
Tape los tomacorrientes que no estén en uso con tapas de seguridad.
Apague los aparatos eléctricos que no estén en uso.
Las quemaduras están entre las lesiones más dolorosas y devastadoras que puede sufrir una persona. Las quemaduras severas pueden requerir tratamientos largos que incluyen rehabilitación, injertos de piel y fisioterapia (terapia física). Las escaldaduras son el tipo de quemaduras más frecuentes en niños pequeños, mientras que los niños de mayor edad suelen sufrir quemaduras provocadas por llamas. Sin embargo, los niños también pueden sufrir quemaduras provocadas por electricidad y productos químicos.
La piel de los niños pequeños es más delgada que la de los adultos, por lo que puede sufrir quemaduras más profundas a una temperatura más baja. Tenga en cuenta lo siguiente: con sólo tres segundos de exposición a agua caliente de un grifo a una temperatura de 140°F (60°C), un niño pequeño puede sufrir una quemadura de tercer grado, según la Campaña Nacional SAFE KIDS. Las quemaduras de tercer grado requieren internación e injertos de piel. Sin embargo, adoptando las medidas de prevención adecuadas usted puede evitar que sus hijos sufran quemaduras:
Ponga el termostato del calentador de agua a 120°F (49° C) o menos. En la actualidad, existen dispositivos para grifos o duchas para prevenir escaldaduras
Compruebe la temperatura del agua con el codo, la muñeca o un termómetro de baño antes de bañar a su hijo.
Siempre que sea posible, utilice los quemadores de atrás de la estufa, que están más lejos del alcance de los niños. Aleje tanto como pueda las asas de las ollas del borde de la estufa.
Cuando cocine, mantenga a los niños pequeños en un lugar seguro, como por ejemplo una silla alta o un corralito.
Nunca tenga en brazos a un niño mientras lleva bebidas o alimentos calientes.
No utilice manteles ni individuales cuando haya cerca un niño pequeño (podría tirar de ellos y derramar alimentos o bebidas calientes).
Pruebe los alimentos e infusiones preparados en el microondas antes de dárselos a un niño pequeño. Evite calentar los biberones en el microondas, ya que el calor puede distribuirse de forma desigual.
Abra los recipientes que haya calentado en el microondas lejos de usted o de su hijo, ya que el vapor puede producir escaldaduras.
Mantenga planchas, rizadores de cabello y demás electrodomésticos que emanen calor y sus respectivos cables lejos del alcance de los niños.
No permita que los niños jueguen con pirotecnia.
Mantenga a los niños lejos de lámparas a queroseno, calefactores y parrillas al exterior mientras estén en uso.
Los niños pueden sufrir quemaduras cuando están expuestos al sol y su piel no está protegida. Además, las quemaduras de sol excesivas pueden provocar cáncer de piel en algún momento de sus vidas. De hecho, la mayoría de las personas recibe el 50 por ciento del total de rayos UV en los primeros 18 años de vida.
Las siguientes recomendaciones han sido suministradas por la Academia Estadounidense de Dermatología (American Academy of Dermatology) y por la Fundación contra el Cáncer de Piel (Skin Cancer Foundation) para ayudar a reducir el riesgo de quemaduras por exposición al sol y el cáncer de piel.
Proteja a los niños de la exposición excesiva cuando el sol es más fuerte (entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde) y aplique protector solar en forma abundante y frecuente.
Utilice un protector solar, con un FPS (factor de protección solar) 30 o superior que brinde protección contra rayos UVA (ultravioleta A) y UVB (ultravioleta B) en todas las partes del cuerpo expuestas al sol.
Aplique protector solar cada dos horas, incluso en días nublados. Repita la aplicación luego de inmersión o sudoración.
Cubra el cuerpo con ropa adecuada y utilice sombreros que protejan tanto el rostro como el cuello. El uso de anteojos de sol reducirá la cantidad de rayos que alcanzan los ojos filtrando hasta el 80 por ciento y protegiendo tanto los párpados como el cristalino.
Evite la exposición a la radiación ultravioleta (UV) de lámparas o camas solares de salones de belleza.
Recuerde que tanto la arena como el pavimento reflejan los rayos UV incluso debajo de una sombrilla. La nieve también es una buena reflectora de rayos UV. Las superficies reflectantes pueden reflejar hasta el 85 por ciento de los rayos solares nocivos.
Consulte al médico de su hijo antes de aplicar pantalla solar a bebés menores de 6 meses de edad.
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