Una categoría de problemas de salud mental que incluyen todos los tipos de depresión y desorden bipolar, los trastornos afectivos a veces se llaman desórdenes del estado de ánimo.
Durante la década de 1980, los profesionales de salud mental empezaron a reconocer los síntomas de los trastornos afectivos en los niños y adolescentes, además de en los adultos. Sin embargo, los niños y adolescentes no necesariamente tienen o muestran los mismos síntomas que los adultos. Es más difícil diagnosticar trastornos afectivos en niños, en especial debido a que los niños no siempre pueden expresar cómo se sienten. En la actualidad, los médicos clínicos y los investigadores creen que los trastornos afectivos en los niños y adolescentes siguen siendo los problemas de salud mental menos diagnosticados. Los trastornos afectivos en adolescentes también los ponen en riesgo de sufrir otras afecciones (con más frecuencia desorden de ansiedad, comportamiento perturbador y abuso de drogas) que pueden continuar mucho después de que se resuelva el problema inicial de depresión.
No se sabe bien qué causa los trastornos afectivos en los adolescentes. Hay sustancias químicas en el cerebro que son responsables de los estados de ánimo positivos. Otras sustancias químicas del cerebro, llamadas neurotransmisores, regulan las sustancias químicas que afectan al cerebro. Los trastornos afectivos pueden estar causados por desequilibrios químicos en el cerebro, por su cuenta o junto con factores ambientales, como por ejemplo eventos inesperados en la vida y/o estrés crónico.
Hay familias que pueden ser más propensas a trastornos afectivos y se considera que son "hereditarios de manera multifactorial", lo que significa que hay muchos factores involucrados. Los factores que producen el rasgo o la afección por lo general son tanto genéticos como del entorno, e involucran una combinación de genes de ambos padres. Si la madre transmite un rasgo de desorden afectivo a sus hijos, es más probable que la hija tenga el trastorno. Si el padre transmite un rasgo de desorden afectivo a sus hijos, es más probable que el hijo tenga el trastorno.
Cualquiera puede sentirse deprimido o triste en ocasiones. Pero los trastornos afectivos son más intensos y difíciles de manejar que los sentimientos de tristeza normales. Los niños, los adolescentes o los adultos que tiene un padre con trastornos afectivos tienen más probabilidades de tener también un trastorno afectivo, aunque no es una garantía de que vaya a ocurrir. Sin embargo, los eventos de la vida y el estrés pueden dejar expuestos o exagerar los sentimientos de tristeza o depresión, haciendo que los sentimientos sean más difíciles de controlar.
En ocasiones, los problemas de la vida pueden desencadenar la depresión. Resultar despedido de un empleo, divorciarse, perder a un ser querido, una muerte en la familia y los problemas financieros, por nombrar algunas situaciones, pueden ser difíciles y manejar la presión puede resultar problemático. Estos eventos de la vida y el estrés pueden provocar sentimientos de tristeza o depresión o hacer que un trastorno afectivo sea más difícil de manejar, según sus aptitudes para salir adelante y su resiliencia.
De la población general, las mujeres tienen un 70 por ciento más de probabilidades de sufrir depresión que los hombres. Una vez que una persona de la familia tiene este diagnóstico, las posibilidades de que sus hermano o hijos tengan el mismo diagnóstico aumentan. Además, los familiares de las personas con depresión también tiene más riesgo de sufrir desorden bipolar.
La posibilidad de padecer desorden bipolar en hombres y mujeres de la población general es del 2,6 por ciento. Una vez que una persona de la familia tiene este diagnóstico, las posibilidades de que sus hermano o hijos tengan el mismo diagnóstico aumentan. Además, los familiares de las personas con desorden bipolar también tiene más riesgo de sufrir otras formas de depresión.
Los siguientes son los tipos más comunes de trastornos afectivos que sufren los niños y adolescentes.
Depresión clínica. Un período de estado de ánimo deprimido o irritable o una notable disminución del interés o del placer de realizar las actividades usuales, junto con otras señales, con una duración de al menos dos semanas.
Desorden depresivo crónico (distimia). Un estado de ánimo irritable o deprimido, de baja magnitud y crónico durante al menos un año.
Trastorno bipolar. Episodios maníacos (períodos de estado de ánimo elevado constante) intercalados por períodos de depresión o períodos de respuesta emocional chata o debilitada.
Desorden de desregulación perjudicial del estado de ánimo. Una irritabilidad persistente y una incapacidad extrema de controlar el comportamiento exhibido en niños de menos de 18 años.
Desorden dismórfico premenstrual. Esto incluye síntomas depresivos, irritabilidad y tensión antes de la menstruación.
Trastorno afectivo debido a una afección médica general. Muchas enfermedades médicas (incluido el cáncer, las lesiones, las infecciones y las enfermedades médicas crónicas) pueden desencadenar síntomas de depresión.
Trastorno afectivo inducido por drogas. Síntomas de depresión que se deben a los efectos de medicamentos u otras formas de tratamiento, al abuso de drogas o a la exposición a toxinas.
Los adolescentes, según su edad y el tipo de trastorno afectivo presente, pueden mostrar diferentes síntomas de depresión. A continuación se mencionan los síntomas más comunes de los trastornos afectivos. Pero cada adolescente puede exhibir los síntomas de diferentes formas. Los síntomas pueden incluir:
Sentimientos continuos de tristeza
Sentimiento de desesperanza o impotencia
Baja autoestima
Sentimiento de inadecuación
Culpa excesiva
Sentimientos de querer morir
Pérdida de interés en las actividades usuales o las actividades que antes disfrutaban
Dificultad para las relaciones
Perturbaciones del sueño (por ejemplo, insomnio o hipersomnia)
Cambios en el apetito o en el peso
Falta de energía
Dificultad para concentrase
Disminución de la capacidad de tomar decisiones
Pensamientos suicidas o intentos de suicidio
Molestias físicas frecuentes (por ejemplo, dolores de cabeza, de estómago o fatiga)
Irse de la casa o amenazar con irse de la casa
Hipersensibilidad al fracaso o al rechazo
Irritabilidad, hostilidad, agresión
En los trastornos afectivos, estos sentimientos aparecen de manera más intensa que cuando los adolescentes los sienten de tanto en tanto. También es para preocuparse si estos sentimientos se prolongan en el tiempo o si interfieren con el interés del adolescente de estar con amigos o su participación en actividades en la escuela o en el hogar. Cualquier adolescente que exprese pensamientos suicidas debe ser evaluado de inmediato.
Otras señales de posibles trastornos afectivos incluyen:
Dificultad para alcanzar lso objetivos escolares
Ira constante
Comportamientos rebeldes
Problemas con la familia
Dificultades con los amigos y los pares
Los síntomas de los trastornos afectivos pueden ser similares a otras afecciones o problemas psiquiátricos. Siempre consulte al proveedor de atención médica de su hija adolescente para obtener un diagnóstico preciso.
Los trastornos afectivos son afecciones médicas reales. No son algo que al adolescente "ya se le va a pasar".
Un psiquiatra infantil u otro profesional de salud mental calificado habitualmente diagnostica trastornos afectivos solo después de un examen psiquiátrico exhaustivo. Una evaluación de la familia del adolescente, cuando sea posible, además de información suministrada por docentes y proveedores de atención médica también puede ser útil para realizar un diagnóstico.
El tratamiento específico para los trastornos afectivos será determinado por el proveedor de atención médica de su hijo según lo siguiente:
la edad de su hijo, su estado general de salud y su historia clínica
la gravedad de los síntomas
el tipo de trastorno afectivo
la tolerancia de su hijo a determinados medicamentos o terapias
las expectativas respecto de la evolución del trastorno
su opinión o preferencia
Los trastornos afectivos con frecuencia se pueden tratar con éxito. El tratamiento siempre debe basarse en una evaluación exhaustiva del adolescente y la familia. El tratamiento puede incluir alguna o varias de las siguientes:
Los medicamentos (en especial combinados con psicoterapia han demostrado ser muy efectivos en el tratamiento de trastornos afectivos en niños y adolescentes)
La psicoterapia (con más frecuencia la terapia cognitiva/conductual y/o interpersonal) para adolescentes (centrada en cambiar la visión distorsionada que tiene el adolescente de sí mismo y del entorno que lo rodea; trabajar con las relaciones difíciles; identificar causantes de estrés en el entorno del adolescente y cómo evitarlos)
Terapia familiar
Consultas con la escuela del adolescente
Los padres desempeñan un papel de apoyo esencial en cualquier proceso de tratamiento.
En este momento no se conocen medidas preventivas para reducir la incidencia de trastornos afectivos en adolescentes. Sin embargo, la detección y la intervención tempranas pueden reducir la seriedad de los síntomas, mejorar el crecimiento y el desarrollo normal del adolescente y mejorar la calidad de vida que experimentan los niños y adolescentes con trastornos afectivos.
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