Los bebés nacen complemente equipados con todos los sentidos necesarios de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Sin embargo, algunos de estos sentidos son menos precisos que otros. A continuación se describen algunos aspectos de los sentidos de los recién nacidos:
La visión. Los ojos del recién nacido son apenas más grandes que la mitad de los ojos del adulto. Crecen más durante el primer año, luego, crecen lentamente hasta la pubertad. La mayoría de los bebés caucásicos tienen ojos de color gris claro o azules, pero este color suele cambiar a los 6 meses de edad. Durante los primeros meses, los bebés pueden presentar falta de coordinación en los movimientos de los ojos e incluso pueden parecer bizcos. Los bebés nacen con la habilidad de enfocar solamente a una distancia corta (aproximadamente de 20 a 25 cm. [8 a 10 pulgadas] o la distancia entre la cara de la madre y el bebé cuando ella lo sostiene en brazos). Los bebés pueden seguir o rastrear un objeto en las primeras semanas. La habilidad de enfoque mejora durante los 2 y 3 años de edad hasta alcanzar una visión normal 20/20. Los recién nacidos pueden detectar la luz y la oscuridad, pero no pueden ver todos los colores. Por este motivo, muchos libros para bebés y juguetes de estimulación para niños tienen diseños distintivos en blanco y negro.
El oído. Durante el embarazo muchas madres sienten que el bebé patea o se mueve al percibir ruidos fuertes y se calma al oír música suave y relajante. El oído está totalmente desarrollado en los recién nacidos. Los bebés con audición normal se sobresaltan al percibir ruidos fuertes, prestan atención tranquilos a la voz de la madre y dejan de moverse un poco cuando detectan el comienzo de un tono de conversación. Aparentemente, los recién nacidos prefieren una voz aguda (la de la madre) en lugar de una voz grave (masculina). También tienen la habilidad de identificar ruidos fuertes después de haberlos oído varias veces.
Se calcula que la pérdida auditiva severa se produce en aproximadamente 2 a 3 de cada 1000 recién nacidos. Sin estudios de detección o exámenes, es imposible descubrir la pérdida auditiva antes del primer año de vida del bebé. Si en los años posteriores no se detecta la pérdida de audición, no habrá estimulación de los centros auditivos del cerebro. Esto puede afectar la maduración y el desarrollo de la audición y generar un retraso en el habla y el lenguaje del niño. También pueden verse perjudicados tanto el desarrollo emocional y social del niño como su desempeño escolar. Actualmente se recomienda la realización de exámenes de detección de pérdida de la audición a todos los recién nacidos antes de ser dados de alta.
El gusto. Las papilas gustativas comienzan a formarse durante los primeros meses del desarrollo fetal. Está comprobado que los bebés prefieren sabores dulces en lugar de sabores agrios o amargos. Además, los bebés demuestran tener una marcada preferencia por la leche materna y la lactancia, especialmente si al principio son amamantados y después se les da el biberón o leche de fórmula.
El olfato. El centro olfatorio (del olfato) del cerebro se forma al comienzo del desarrollo fetal. Se comprobó que los recién nacidos tienen un agudo sentido del olfato. Dentro de los primeros días de vida, prefieren el olor de la madre, especialmente de la leche materna que ella les proporciona.
El tacto. Durante los últimos meses del embarazo, el bebé permanece bien apretado en el útero, con las piernas y los brazos contraídos. Al nacer, los bebés de repente quedan expuestos a un mundo brillante y frío, donde de repente pueden mover los brazos y las piernas libremente. Esta nueva libertad puede hacer que los bebés se vuelvan frenéticos y lo manifiesten con movimientos bruscos y agitados. Para que el bebé se sienta más seguro, colóquele una mano sobre el abdomen o estréchelo contra su cuerpo. Otra técnica para que el bebé se sienta cómodo y seguro es envolverlo (con una manta). Algunas madres comprobaron que el bebé se calma al envolverlo en una mochila para bebés o al colocarlo en un portabebés. Esto puede ser de gran ayuda para bebés con cólicos o que necesitan muchos cuidados. También es importante que la madre sostenga al bebé para alimentarlo. La lactancia materna garantiza que el bebé pasará varias horas en los brazos de la madre.
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