Tratamiento médico de trastornos vasculares

Descripción general del sistema vascular

El sistema vascular sanguíneo del cuerpo, también denominado sistema circulatorio, está compuesto por arterias, venas y capilares (diminutos vasos sanguíneos entre las arterias y las venas que distribuyen sangre oxigenada al cuerpo). El corazón es el responsable de bombear la sangre a través de esta red de vasos sanguíneos por todo el cuerpo.

 

Ilustración del sistema circulatorio, arterial y venoso
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Otro sistema vascular del cuerpo es el sistema linfático. Los vasos linfáticos transportan el líquido linfático (un fluido transparente e incoloro que contiene agua y células sanguíneas). El sistema linfático ayuda a proteger y mantener el entorno líquido del cuerpo por medio de la filtración y el drenaje de la linfa de cada parte del cuerpo.

En conjunto, el sistema sanguíneo y linfático son los sistemas de transporte del cuerpo. Estos sistemas suministran oxígeno y nutrientes, eliminan los residuos, y equilibran los fluidos, además de muchas otras funciones para todos los órganos y tejidos del cuerpo. Por lo tanto, los trastornos que afectan al sistema vascular pueden afectar a los órganos abastecidos por una red vascular particular, como las arterias coronarias del corazón. Un bloqueo en las arterias coronarias del corazón puede causar un infarto.

¿Cuáles son las causas de los trastornos y enfermedades vasculares?

Una enfermedad vascular es un trastorno que afecta a las arterias o las venas. En la mayoría de los casos, las enfermedades vasculares afectan el flujo sanguíneo, ya sea por el bloqueo o debilitamiento de los vasos sanguíneos, o por el daño a las válvulas que se encuentran en las venas. Los órganos y otras estructuras corporales pueden resultar dañados por una enfermedad vascular como consecuencia del descenso o bloqueo total del flujo sanguíneo.

Existen numerosas causas diferentes para los distintos tipos de trastornos y enfermedades vasculares. Sin embargo, la enfermedad de las arterias coronarias (infarto), la enfermedad cerebrovascular (ACV) y la enfermedad arterial periférica (pérdida del miembro o del uso de las extremidades) son algunas de las principales causas de enfermedad y muerte en los EE. UU.

Estos tres trastornos vasculares (infarto, accidente cerebrovascular y enfermedad vascular periférica) pueden estar asociados con la misma causa, aterosclerosis (una acumulación de placa, que es un depósito de sustancias grasas, colesterol, residuos de las células, calcio y fibrina en el revestimiento interno de una arteria), y todos están vinculados con los mismos factores de riesgo.

La aterosclerosis es una enfermedad vascular crónica progresiva y sistémica que afecta particularmente a las arterias carótidas (principal suministro sanguíneo al cerebro), las arterias coronarias (suministro sanguíneo al corazón) y las arterias periféricas de la misma manera.

 

Ilustración de una arteria normal y una arteria enferma
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Orígenes desconocidos

Se desconoce exactamente cómo comienza o qué causa la aterosclerosis. La aterosclerosis puede comenzar en la niñez. Sin embargo, la enfermedad tiene el potencial de avanzar rápidamente. En general, se caracteriza por la acumulación de depósitos de grasa a lo largo de la capa más interna de las arterias. Si el proceso de la enfermedad avanza, se puede formar placa. Este engrosamiento estrecha las arterias y puede reducir o bloquear completamente el flujo sanguíneo hacia los órganos y otros tejidos y estructuras del cuerpo.

La presencia de aterosclerosis en cualquiera de estas áreas es un fuerte indicador de la presencia de aterosclerosis en las arterias de otras partes del cuerpo. Así como la aterosclerosis de las arterias del corazón puede causar un ataque cardíaco o la aterosclerosis de las arterias al cerebro puede causar un accidente cerebrovascular, también la aterosclerosis de las arterias de la pierna puede causar una obstrucción. Un bloqueo puede obstruir el flujo sanguíneo y potencialmente derivar en dolor en la pierna, úlceras o heridas que no se curan, o la necesidad de amputación (supresión quirúrgica) del pie o la pierna.

Por lo tanto, el tratamiento de los factores de riesgo debe optimizarse para controlar el avance de las condiciones de enfermedad vascular causadas por aterosclerosis. Los estudios han demostrado que los cambios en el estilo de vida no solo detienen, sino que también revierten el avance de la aterosclerosis.

Debido a que los trastornos y enfermedades vasculares pueden involucrar a más de uno de los sistemas corporales a la vez, muchos tipos de médicos tratan problemas vasculares. Los especialistas en medicina o cirugía vascular trabajan estrechamente con los médicos de otras especialidades, tales como medicina interna, radiología intervencionista, cardiología y otros, para garantizar la atención integral de pacientes con trastornos vasculares.

¿Cuáles son los factores de riesgo de las enfermedades vasculares?

Los factores de riesgo modificables que están asociados con los cuatro principales trastornos vasculares son los siguientes:

  • Diabetes

  • Hiperlipidemia (altos niveles de grasa en la sangre, como el colesterol y los triglicéridos)

  • Tabaquismo

  • Hipertensión

  • Obesidad

  • Falta de ejercicio

  • Dieta con alto contenido de grasas saturadas

Un factor de riesgo es algo que puede aumentar las probabilidades de una persona de desarrollar una enfermedad. Puede ser una actividad, como fumar, la dieta, los antecedentes familiares o muchas otras cosas. Las diferentes enfermedades suponen diferentes factores de riesgo.

Si bien estos factores de riesgo aumentan el riesgo para una persona, no necesariamente causan la enfermedad. Algunas personas con uno más factores de riesgo nunca desarrollan la enfermedad, mientras que otras desarrollan la enfermedad sin tener ningún factor de riesgo conocido. El conocer sus factores de riesgo para cualquier enfermedad puede orientarlo para tomar las medidas adecuadas, incluido el cambio de conducta y el tener la enfermedad clínicamente controlada.

¿Cómo se pueden tratar médicamente los factores de riesgo?

El tratamiento médico de los trastornos vasculares incluye mayormente el tratamiento de los factores de riesgo modificables, tales como la diabetes, la hiperlipidemia, el tabaquismo y la hipertensión. A continuación se ofrece una descripción general del tratamiento de estos cuatro factores de riesgo:

Diabetes

La diabetes por sí sola, sin los demás factores de riesgo, acelera la formación de aterosclerosis.

Los altos niveles de glucosa en sangre están asociados con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. Las recomendaciones de la Asociación Americana de la Diabetes ("ADA", por sus siglas en inglés) incluyen mantener los niveles de glucosa en sangre en un intervalo de 70 mg/dl a 130 mg/dl antes de las comidas. ADA también recomienda un análisis de sangre denominado hemoglobina A1c, que permite obtener un promedio de los niveles de glucosa en sangre durante un periodo de varios meses, a fin de determinar si dichos niveles están controlados. Lo ideal es un nivel de hemoglobina A1c de menos del 7 %.

¿Qué es la hemoglobina A1c?

La hemoglobina es una sustancia que se encuentra dentro de los glóbulos rojos. Transporta oxígeno hacia todas las células del cuerpo. La hemoglobina también puede unirse a la glucosa.

Cuando existe una cantidad excesiva de glucosa que permanece en el torrente sanguíneo durante un periodo prolongado, la glucosa se unirá a la hemoglobina dentro de los glóbulos rojos. Mientras más glucosa haya en el torrente sanguíneo, más glucosa se unirá a la hemoglobina. Un análisis de hemoglobina A1c podrá determinar el nivel de glucosa promedio durante un periodo de 2 a 3 meses. Los niveles elevados de hemoglobina A1c están asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Su médico determinará la medicación y el cuidado apropiado para su trastorno específico. La diabetes se puede tratar con dieta y ejercicio únicamente, o con medicamentos, como los medicamentos antihiperglucemiantes, o insulina.

Hiperlipidemia

La hiperlipidemia es un alto nivel de grasa en la sangre, como el colesterol LDL y los triglicéridos. Existen dos tipos principales de grasas (lípidos) en la sangre: el colesterol y los triglicéridos (lipoproteínas). El colesterol es un componente esencial que se encuentra en todas las membranas de las células humanas. Los triglicéridos son necesarios para ayudar a transferir la energía de los alimentos a las células del cuerpo.

Los altos niveles de colesterol de lipoproteína de baja densidad ("LDL", por sus siglas en inglés) son una de las causas de la alteración en la estructura de la capa más interna de la pared de las arterias. Los niveles elevados de LDL están asociados con la formación de placa aterosclerótica (material graso que se endurece y obstruye la arteria, e impide el flujo sanguíneo).

Los niveles de colesterol pueden aumentar y descender en función de los tipos de grasa que ingiere, la cantidad de ejercicio que realiza y el peso. Su médico puede recomendarle realizar cambios en su dieta, además de sugerirle un plan de ejercicios y de reducción de peso específico para sus necesidades. En algunos casos, puede haber antecedentes familiares de altos niveles de grasa en sangre. Su proveedor de atención médica le recomendará el mejor tratamiento para su trastorno particular.

Una terapia de reducción de lípidos (grasa) puede ser recomendable para ayudar a disminuir el avance de la enfermedad aterosclerótica. La pautas del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol III ("NCEP-III", por sus siglas en inglés) recomiendan un objetivo de colesterol de menos de 130 mg/dl. Sin embargo, si tiene un riesgo mayor de enfermedad cardíaca, lo ideal es un LDL de menos de 100. El objetivo óptimo de su colesterol LDL puede depender de otros factores de riesgo. Su proveedor de atención médica tendrá en cuenta sus factores de riesgo individuales para ayudar a determinar lo que es mejor para usted. Las recomendaciones para otros tipos de grasas en la sangre incluyen triglicéridos en menos de 150 mg/dl y lipoproteínas de alta densidad ("HDL", por sus siglas en inglés) en más de 40 mg/dl.

Su médico puede indicarle tomar un medicamento para mantener un nivel de colesterol específico, además de cambios en la alimentación y ejercicio. Existen varios tipos de medicamentos empleados para reducir el colesterol. Las estatinas son un grupo de medicamentos antihiperlipidémicos e incluyen la simvastatina, la atorvastatina y la pravastatina, entre otros. Los estudios han demostrado que ciertas estatinas pueden reducir el grosor de la pared de la arteria carótida, aumentar el tamaño del lumen (abertura) de la arteria y reducir la inflamación vascular que se cree que es una causa de la aterosclerosis.

Debido a que la aterosclerosis puede avanzar al punto de estrechar o bloquear los vasos sanguíneos, se puede usar otro tipo de medicación para impedir el estrechamiento u obstrucción causados por coágulos sanguíneos. Los medicamentos antiplaquetarios (las plaquetas son células sanguíneas que se unen para evitar el sangrado) pueden usarse para reducir la adherencia de las plaquetas y ayudar a prevenir la formación de coágulos sanguíneos dentro de los vasos sanguíneos. Dichos medicamentos incluyen aspirina, clopidogrel o dipiridamol.

Dejar de fumar

Se ha demostrado que el tabaquismo promueve la aceleración de la enfermedad aterosclerótica y se ha identificado como uno de los factores de riesgo más altos en el desarrollo de enfermedades de arterias periféricas. El tabaquismo está relacionado con un descenso en la tasa de resultados positivos en las intervenciones quirúrgicas vasculares, una mayor tasa de amputación y un mayor número de infartos y accidentes cerebrovasculares. El tabaquismo también está relacionado con una menor tasa de supervivencia en víctimas de infartos y accidentes cerebrovasculares.

Los efectos del tabaco incluyen los siguientes:

  • Constricción de los vasos sanguíneos (a medida que los vasos sanguíneos se reducen, la presión sanguínea aumenta).

  • Mayores niveles de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo, lo cual dificulta el transporte de oxígeno.

  • Formación de coágulos de sangre debido a la activación plaquetaria.

  • Aceleración del proceso de aterosclerosis.

  • Mayor riesgo de bloqueo de las arterias de la pierna (existe un aumento del 30 % al 50 % en fumadores de medio paquete por día).

  • Causa de infartos, accidentes cerebrovasculares o muerte.

  • Menor probabilidad de resultado quirúrgico positivo.

  • Mayor riesgo de amputación.

Se demostró que dejar de fumar reduce el avance del proceso aterosclerótico.

Las pautas actuales recomiendan dejar de fumar. Si no puede dejar de fumar, su médico puede derivarlo a un especialista. El especialista podrá recomendarle material instructivo, asesoramiento para la modificación de conductas, medicamentos y atención de seguimiento. Las intervenciones para dejar de fumar también incluyen grupos de apoyo o terapia individual, aprendizaje de nuevas habilidades de afrontamiento, sesiones con un especialista durante un periodo especificado o tratamiento de sustitución de nicotina. Se debe incluir una instrucción específica si se inicia la terapia de sustitución de nicotina. Los medicamentos antinicotina también pueden usarse como alternativa o complemento de otras terapias.

Los pasos para dejar de fumar incluyen los siguientes:

  • Deshágase de todos los cigarrillos y ceniceros antes de abandonar el hábito.

  • Busque apoyo en familiares y amigos.

  • Evite situaciones sociales que estimulen el deseo de fumar (beber alcohol).

  • Consulte a su médico para que lo derive a un especialista en dejar de fumar.

La mayoría de los seguros médicos cubren medicamentos y servicios para dejar de fumar. En algunos estados, Medicaid también incluye cobertura para medicamentos.

Además, se demostró que el aumento de peso es mínimo después de un año de dejar de fumar. Los beneficios de dejar de fumar superan notablemente los efectos del aumento de peso.

Hipertensión

La hipertensión afecta la estructura de la pared de las arterias, lo cual acelera el desarrollo de la aterosclerosis.

De acuerdo con el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre ("NHLBI", por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud, la hipertensión en adultos se define de la siguiente manera:

  • Presión sistólica de 140 mm Hg o más presión diastólica de 90 mm Hg o más 

En las pautas más actuales del NHLBI en cuanto a hipertensión, se añadió una nueva categoría de presión sanguínea denominada prehipertensión.

  • Presión sistólica de 120 mm Hg a 139 mm Hg Presión diastólica de 80 mm Hg a 89 mm Hg

Las pautas del NHLBI definen la presión sanguínea normal de la siguiente manera:

  • Presión sistólica de menos de 120 mm Hg y presión diastólica de menos de 80 mm Hg

Estos números deben usarse únicamente como guía. Una única medición elevada de presión sanguínea no necesariamente indica un problema. Su médico deseará ver varias mediciones de presión sanguínea durante varios días o semanas para poder llegar a un diagnóstico de hipertensión (presión sanguínea alta) e iniciar un tratamiento. Una persona que habitualmente presenta una presión sanguínea inferior a la normal puede considerarse hipertensa con mediciones de presión de menos de 140/190.

Se ha demostrado que la pérdida de peso, el ejercicio físico regular y una dieta equilibrada son efectivos para reducir la presión sanguínea alta. Una pérdida de peso de alrededor del 5 % del peso corporal total puede disminuir la presión sanguínea y lograr que los medicamentos para la presión sean más efectivos. De acuerdo con las Pautas de Actividad Física para los Estadounidenses (Physical Activity Guidelines for Americans), sólidas evidencias demuestran que 150 minutos o 2 horas y 30 minutos por semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada, como una caminata vigorosa, el uso de una cortadora de césped, el baile de salón o gimnasia acuática, pueden ayudar a reducir el riesgo de presión sanguínea alta.

Se pueden usar medicamentos para la presión sanguínea a fin de controlar una presión elevada. Su médico le recetará los medicamentos apropiados para su situación. Existen varios tipos de medicamentos que actúan de diferentes maneras para reducir la presión sanguínea.