Los efectos del consumo de drogas ilegales, como la cocaína, pueden ser devastadores para el feto. Desafortunadamente, varias mujeres en edad reproductiva de Estados Unidos consumen algún tipo de drogas ilegales.
Una madre que consume drogas durante el embarazo incrementa su riesgo de padecer anemia, infecciones sanguíneas y cardíacas, infecciones de la piel, hepatitis y otras enfermedades infecciosas. También posee un mayor riesgo para enfermedades de transmisión sexual. Casi todas las drogas pasan de la madre a través de su torrente sanguíneo por la placenta hasta llegar al feto. Las sustancias ilícitas que causan la dependencia de drogas y adicciones en la madre también pueden provocar que el feto se vuelva adicto.
Una cromatografía es una prueba de laboratorio que se realiza en la orina de la mujer, y puede detectar varias drogas ilícitas, como la marihuana y la cocaína. Tanto la marihuana como la cocaína, así como también otras drogas ilícitas, pueden atravesar la placenta. El consumo de marihuana durante el embarazo puede estar relacionado con problemas cognitivos y conductuales en el bebé. El consumo de cocaína puede ocasionar abortos espontáneos, partos prematuros del feto, desprendimientos prematuros de la placenta, hipertensión y mortinato. Los niños cuyas madres consumen cocaína tienen mayor probabilidad de tener un peso bajo al nacer y pueden tener mayor riesgo de sufrir el síndrome de la muerte súbita. Los efectos de la cocaína pueden incluir pero no limitarse a lo siguiente:
Defectos en el crecimiento
Hiperactividad
Problemas conductuales
Problemas de aprendizaje
El consumo de dextroanfetamina y metanfetamina puede ocasionar abortos espontáneos y partos prematuros. Los recién nacidos expuestos a estas drogas durante el embarazo poseen signos de abstinencia, como nerviosismo, problemas para dormir o alimentarse, así como futuros problemas de temblores y tono muscular. También pueden tener mayor riesgo de sufrir el síndrome de la muerte súbita.
La heroína y otros opiáceos, inclusive la metadona, pueden causar una abstinencia significativa en el bebé, con algunos síntomas que pueden durar varias semanas. Los bebés cuyas madres son adictas a los opiáceos poseen mayor riesgo de sufrir apnea (dejar de respirar) y el síndrome de la muerte súbita. Estos bebés también poseen dificultades alimenticias.
Si una mujer deja de consumir drogas ilícitas durante el primer trimestre del embarazo, aumentan las posibilidades de que el bebé nazca sano.
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