Muchas madres descubren que pueden comprender los patrones de lactancia de sus bebés o la necesidad de alimentarse con frecuencia, una vez que entienden cómo se produce la leche materna. Al principio, las hormonas desempeñan un rol más importante. Después de la primera o la segunda semana posteriores al parto (después del nacimiento del bebé), la extracción de leche tiene un efecto mayor en la cantidad de leche que se produce.
Con la expulsión de la placenta después del nacimiento del bebé, pronto se produce una caída en el nivel de hormonas que se mantenía durante el embarazo, y esto permite que la hormona denominada prolactina comience a funcionar. La prolactina "le indica" a los senos que es hora de comenzar a producir grandes cantidades de leche. Una madre puede sentir el resultado de la prolactina cuando "le baja" la leche, lo que ocurre entre tres y cinco días después del parto. En este momento, también se produce un incremento en la producción de leche, incluso si el bebé no ha estado mamando bien o con frecuencia. Sin embargo, la lactancia frecuente acelera el proceso de establecer el aumento de la producción de leche. En ocasiones, la madre experimenta una demora en la producción de grandes cantidades de leche.
Durante los primeros tres a cinco días, sus senos producen el calostro. Es un fluido espeso y concentrado de poco volumen. Es importante recordar que el estómago de su bebé es muy pequeño y no necesita grandes volúmenes de leche para sentirse satisfecho. Si su bebé parece estar satisfecho y moja o ensucia la correcta cantidad de pañales, usted puede quedarse tranquila ya que su cuerpo está haciendo todo lo que su bebé necesita. Continúe amamantando siempre que su bebé le indique que tiene hambre; su cuerpo responderá a las señales produciendo más leche.
La producción de leche continua y a largo plazo depende principalmente de la extracción. Cuanto más completa y mayor sea la frecuencia de extracción de leche, mayor será la cantidad que producirán los senos. Lo opuesto también es cierto. Es decir, si se extrae leche con menor frecuencia o en cantidades insuficientes, los senos captarán la señal de que deben reducir la producción y así lo harán. La extracción de leche se produce cuando el bebé se amamanta eficazmente.
Una lactancia eficaz requiere que el bebé succione vigorosamente para que salga una cantidad suficiente de leche del seno materno hacia su boca. Para que el bebé succione con eficacia, debe prenderse firmemente al seno y utilizar las estructuras de su boca para crear una succión intermitente, comprimir los senos con la boca, y tragar. Cuando el bebé logra hacerlo, el cuerpo de la madre responderá a la señal para que libere la hormona oxitocina. Esto provoca la liberación de grandes volúmenes de leche, proceso conocido como "bajada" de leche.
Si el bebé no se prende al seno correctamente, la extracción de leche puede lograrse mediante otras técnicas. La madre puede realizar la extracción manual comprimiendo sus senos con la mano. También se puede extraer leche con un sacaleche.
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