Una hernia se produce cuando una sección del intestino sobresale a través de una zona débil de los músculos abdominales. Se observa una protuberancia blanda por debajo de la piel donde se produjo la hernia.
En los bebés, la hernia normalmente aparece en uno de los siguientes dos lugares:
alrededor del ombligo;
en la zona de la ingle.
Una hernia que se produce en la zona del ombligo se denomina hernia umbilical.
Una hernia que se produce en la zona de la ingle se denomina hernia inguinal.
Una hernia se puede desarrollar durante los primeros meses de vida de un bebé a causa de una debilidad de los músculos del abdomen. Las hernias inguinales y umbilicales se producen por motivos levemente diferentes.
A medida que un feto de sexo masculino crece y madura durante el embarazo, los testículos se desarrollan en el abdomen y después descienden hacia el escroto a través de una zona denominada canal inguinal. Poco tiempo después de que el bebé nace, el canal inguinal se cierra y evita que los testículos regresen hacia el abdomen. Si esta zona no se cierra completamente, un asa intestinal puede moverse al interior del conducto inguinal a través de la zona debilitada de la pared abdominal inferior, lo cual produce una hernia.
Si bien las mujeres no tienen testículos, sí poseen un canal inguinal, por lo cual también pueden desarrollar hernias en esta zona. Las hernias inguinales en las mujeres no se producen con la misma frecuencia que en los hombres.
Cuando el feto crece y se desarrolla durante el embarazo, se produce una pequeña abertura en los músculos abdominales, que permite que el cordón umbilical la atraviese, de manera que la madre se conecta con el bebé. Después del nacimiento, la abertura de los músculos abdominales se cierra a medida que el bebé madura. Algunas veces, estos músculos no se cierran ni se juntan completamente, y existe todavía una pequeña abertura. Una porción del intestino puede desplazarse por la abertura entre los músculos abdominales y causar una hernia.
Las hernias se producen más a menudo en los bebés que tienen uno o más de los siguientes factores de riesgo:
un padre, madre o hermano que tuvo una hernia cuando era bebé;
fibrosis quística;
displasia del desarrollo de la cadera;
testículos que no descendieron;
anomalías de la uretra.
Las hernias inguinales se producen en los siguientes casos:
en 3% a 5% de los bebés nacidos en término;
tres veces más frecuentemente en bebés prematuros;
niños con antecedentes familiares de hernias inguinales;
con mayor frecuencia en bebés y niños con otras anomalías urogenitales;
con mayor frecuencia en el área derecha de la ingle, pero puede ocurrir en ambos lados.
Las hernias umbilicales se producen en los siguientes casos:
más a menudo en los bebés afroamericanos;
más a menudo en bebés prematuros.
Ocasionalmente, la porción del intestino que sobresale a través de una hernia puede atascarse y en ese caso ya no puede reducirse. Esto significa que el tramo intestinal no puede presionarse cuidadosamente para regresarlo a la cavidad abdominal. Cuando esto sucede, se puede perder el suministro de sangre hacia esa sección del intestino. El intestino necesita un buen suministro sanguíneo para mantenerse sano y funcionar correctamente.
Las hernias generalmente se producen en recién nacidos, pero es posible que pasen desapercibidas durante varias semanas o meses después del nacimiento.
Los esfuerzos y el llanto no producen hernias; sin embargo, el aumento de presión en el abdomen puede hacer que una hernia sea más perceptible.
Las hernias inguinales aparecen como una protuberancia o inflamación en la ingle o en el escroto. La inflamación puede ser más evidente cuando el bebé llora y puede reducirse o desaparecer cuando se tranquiliza. Si su médico presiona ligeramente sobre esta protuberancia cuando el bebé está tranquilo y acostado, normalmente se reducirá o se meterá en el abdomen.
Las hernias umbilicales aparecen como una protuberancia o tumefacción en la zona del ombligo. La inflamación puede ser más evidente cuando el bebé llora y puede reducirse o desaparecer cuando se tranquiliza. Si su médico presiona ligeramente sobre esta protuberancia cuando el bebé está tranquilo y acostado, normalmente se reducirá o se meterá en el abdomen.
Si la hernia no puede reducirse, la porción del intestino puede quedar atrapada en la zona debilitada del músculo abdominal. Los síntomas que pueden observarse cuando esto sucede incluyen los siguientes:
abdomen grande y redondo;
dolor y sensibilidad abdominal;
vómitos;
irritabilidad;
enrojecimiento o decoloración en la zona que rodea a la hernia;
fiebre.
Los síntomas de una hernia pueden ser similares a los de otros trastornos o problemas médicos. Siempre consulte al médico de su bebé para obtener un diagnóstico.
Las hernias pueden ser diagnosticadas mediante un examen físico que realice el médico de su bebé. Su bebé será examinado para determinar si la hernia es reducible (puede introducirse en la cavidad abdominal) o no. El médico puede solicitar una radiografía o ecografía del abdomen para examinar el intestino más minuciosamente, especialmente si la hernia ya no es reducible.
El médico de su bebé determinará el tratamiento específico según lo siguiente:
la edad gestacional, salud general e historia clínica de su bebé;
el tipo de hernia;
si la hernia puede reducirse (introducirse en la cavidad abdominal) o no;
la tolerancia de su bebé a medicamentos específicos, procedimientos o terapias;
su opinión o preferencia.
Hernia inguinal. Para tratar una hernia inguinal se necesita una operación. Se reparará quirúrgicamente poco después de descubrirla, ya que el intestino puede atorarse en el conducto inguinal. Cuando esto sucede, es posible que se interrumpa la irrigación sanguínea hacia el intestino, con lo cual este puede dañarse. La cirugía de una hernia inguinal normalmente se realiza antes de que se produzca este daño.
Durante la operación de una hernia, su bebé estará bajo anestesia. Se realizará una pequeña incisión en la zona de la hernia. La porción de intestino se colocará nuevamente en la cavidad abdominal. Luego los músculos se suturarán para unirlos nuevamente. En ocasiones, se utiliza una malla para ayudar a fortalecer la zona en la que se repararon los músculos.
La operación de una hernia, generalmente, es un procedimiento bastante sencillo. Los bebés saludables que tienen una hernia inguinal que ha sido reparada quirúrgicamente, por lo general, pueden volver a casa el mismo día de la operación.
Hernia umbilical. A la edad de un año, las hernias umbilicales se habrán cerrado por sí solas sin necesidad de cirugía. Prácticamente todas las hernias umbilicales se habrán cerrado sin cirugía antes de los 5 años.
El colocar una moneda o cinta sobre la hernia no la solucionará.
Existen muchas opiniones con respecto a cuándo es necesario recurrir a la reparación quirúrgica de una hernia umbilical. En general, si la hernia se hace más grande con la edad, si no es reducible o si todavía está presente después de los 3 años, su médico puede sugerir que se repare la hernia quirúrgicamente. Siempre consulte con el médico de su bebé para determinar qué es lo mejor para su niño.
Durante la operación de una hernia, su bebé estará bajo anestesia. Se realizará una pequeña incisión en el ombligo. La porción de intestino se colocará nuevamente en la cavidad abdominal. Luego los músculos se suturarán para unirlos nuevamente. En ocasiones, se utiliza un trozo de malla para ayudar a fortalecer la zona en la que se repararon los músculos.
Los bebés saludables que tienen una hernia umbilical que ha sido reparada quirúrgicamente, por lo general, pueden volver a casa el mismo día de la operación.
Una vez que la hernia está cerrada, espontáneamente o por cirugía, es poco probable que vuelva a aparecer. La posibilidad de que la hernia vuelva a aparecer puede aumentar si se dañó el intestino.
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