La capacidad de un recién nacido para comer y digerir alimentos es esencial para el crecimiento y el desarrollo. La mayoría de los bebés pueden absorber nutrientes y tener evacuaciones intestinales normales después de ser alimentados. La dificultad en cualquiera de estas áreas puede ser una adaptación temporaria o un signo de un problema más grave. Los siguientes síntomas pueden indicar que el bebé está teniendo problemas gastrointestinales:
Vómitos. Es bastante común que los recién nacidos regurgiten y les chorree leche al eructar o después de alimentarse. Esto se debe a que el músculo esfínter entre el estómago y el esófago (el tubo que va desde la boca hasta el estómago) no es tan fuerte como lo será con el tiempo, a medida que el bebé crezca.
Sin embargo, los vómitos explosivos o fuertes, o regurgitar grandes cantidades de leche con mucha frecuencia después de alimentarse pueden indicar un problema. En los bebés alimentados con leche de fórmula, el vómito puede presentarse después de la alimentación excesiva o por intolerancia a la fórmula. En los bebés que toman el pecho o que se alimentan con leche de fórmula, el vómito puede ser provocado por una enfermedad física que impida una digestión normal. Hable de inmediato con el proveedor de atención médica de su bebé si su hijo vomita con fuerza o con frecuencia, si vomita bilis verde o sangre, si se vuelve letárgico o si muestra cualquier otro signo de malestar.
Reflujo. Algunos bebés pueden regurgitar constantemente todo el alimento o la mayor parte de este, o hacer arcadas y ahogarse mientras se alimentan. Esto puede ser producto del reflujo. El reflujo se presenta cuando los contenidos del estómago suben hacia el interior del esófago (el tubo de conecta la boca con el estómago). El esófago puede abrirse y estar irritado por los contenidos estomacales. Cuando los contenidos del estómago regresan al esófago, pueden vomitarse y aspirarse (respiren) a los pulmones. También es probable que pueda oír y sentir ruidos en el pecho y la espalda del bebé. Estos son algunos consejos que pueden ayudar a los bebés con reflujo:
Asegúrese de que el pañal no esté demasiado ajustado.
Alimente al bebé con cantidades más pequeñas de alimentos, pero con mayor frecuencia. Las porciones más pequeñas de comida pueden favorecer la digestión y evitar el reflujo de los contenidos del estómago hacia el esófago.
Aliméntelo lentamente, sosteniendo al bebé erguido durante todo el proceso de alimentación y justo después.
Haga eructar a su bebé a menudo mientras lo alimenta.
Manipule suavemente al bebé después de alimentarlo.
Sostenga al bebé erguido durante aproximadamente 30 minutos después de alimentarlo.
Hable con el proveedor de atención médica de su hijo si el bebé está más quisquilloso que de costumbre, si el vómito parece haber empeorado o si el bebé tiene problemas para respirar mientras lo alimenta o después de alimentarlo, si tiene períodos de ahogos o si se niega a comer.
Diarrea. La primera evacuación intestinal de un recién nacido se llama meconio. Es una sustancia pegajosa y de color negro verdoso que se forma en los intestinos durante el desarrollo fetal. Es posible que el bebé tenga varias evacuaciones intestinales de meconio antes de que esta sustancia haya salido por completo del sistema del bebé. Después de los primeros días, las evacuaciones intestinales normales se tornan de color amarillo y se forman en los bebés alimentados con leche de fórmula y pueden presentar una o dos veces al día, algunas veces, más a menudo. Los bebés que son amamantados tienden a tener evacuaciones intestinales blandas, con aspecto de semillas, de color amarillo verdoso varias veces al día, después de algunas horas de cada alimentación.
Los bebés con diarrea tienen deposiciones acuosas y muy blandas que se producen con mucha frecuencia. Un bebé puede o no tener signos de cólicos con la diarrea. Las evacuaciones intestinales acuosas y la diarrea en un recién nacido pueden causar rápidamente una deshidratación grave y deberían tratarse de inmediato. Hable con el proveedor de atención médica de su bebé si hay un cambio en las evacuaciones de su hijo o si tiene diarrea.
Cólicos. Los cólicos son un problema que afecta a algunos bebés durante los primeros tres a cuatro meses de vida. Esto puede ser muy estresante para los padres y producirles gran frustración. Los proveedores de atención médica han definido los cólicos como un llanto prolongado o excesivo en un bebé que, por lo demás, está sano. El llanto puede ser muy fuerte y durar varias horas al día. A menudo, los cólicos comienzan a las 3 semanas de nacido el bebé y el peor momento se presenta alrededor de las 6 semanas, para mejorar gradualmente alrededor de los 3 meses. No está claro qué es lo que produce los cólicos. Muchas personas piensan que los gases o los retorcijones abdominales son los causantes de los cólicos, pero nadie lo sabe con seguridad. No se ha demostrado que tratar los gases o cambiar las fórmulas disminuya el llanto en un bebé con cólicos. Hable con el proveedor de atención médica de su hijo si piensa que hay un problema gastrointestinal que está haciendo que su bebé esté molesto. Algunos de los motivos por los cuales los bebés pueden tener cólicos incluyen lo siguiente:
Temperamento del niño y su adaptación al mundo. Los recién nacidos necesitan hacer algunos cambios para amoldarse al mundo que los rodea. No todos los bebés tienen el mismo temperamento. Algunos se adaptan a las luces, a los ruidos fuertes y a todos los estímulos a su alrededor sin dificultad. Otros no pueden adaptarse con tanta facilidad. Al igual que los adultos, algunos bebés son tranquilos y otros son impacientes. El llanto puede ser una de las maneras que tiene el bebé para manifestar sus sentimientos a medida que se va adaptando al mundo.
Hipersensibilidad a los gases. Aunque algunas personas piensan que los gases pueden ser lo que producen los cólicos, hay pocas pruebas de que esto sea así. De hecho, el tratamiento de los gases no tiene efectos sobre los cólicos. La cantidad normal de gases que se produce a medida que se digiere la comida puede producir más molestias en algunos bebés que en otros. Si un bebé con cólicos parece tener más gases que otros bebés, probablemente se deba a que traga más aire a la vez que llora durante períodos prolongados. Se puede probar haciendo algunos ajustes en la dieta de la madre lactante, como evitar productos lácteos, cafeína y alimentos que producen gases.
Alergia a la leche. No es frecuente que una alergia real a la leche cause los cólicos. Sin embargo, es posible que algunos bebés sean más sensibles a las fórmulas basadas en leche de vaca. El proveedor de atención médica de su bebé puede recomendarle que cambie la fórmula por una a base de soja en lugar de una a base de leche de vaca para ver si esto ayuda a aliviar los síntomas de los cólicos.
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